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Arquitectura


Re-ocupar el vacio


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Dando una vuelta por cualquiera de nuestras ciudades, nos encontramos con vacios en la trama urbana colmatada, en muchas ocasiones dentro de los límites del casco histórico. Existen numerosas cicatrices, discontinuidades urbanas en forma de solares descuidados o edificaciones en estado ruinoso.

Esta circunstancia contrasta con la escasez de suelo destinado a espacios de ocio para los ciudadanos, zonas deportivas de acceso libre y otros servicios.

Por otro lado, los propietarios de terrenos, construcciones y edificios tienen el deber de mantenerlos en condiciones mínimas de seguridad, salubridad, accesibilidad, ornato público y decoro, realizando los trabajos y obras precisas para conservarlos, a fin de mantener en todo momento las condiciones requeridas para la habitabilidad o el uso efectivo.

El cumplimiento de la ley y las ordenanzas municipales, en algunas de las ocasiones, no puede llevarse a cabo, bien por falta de recursos económicos de los propietarios, o bien, en la mayoría de los casos, debido a una mera especulación y/o desidia por parte de aquellas personas físicas o jurídicas que deben tomar la iniciativa.

La demanda de espacios libres dentro de las ciudades junto con los problemas que conlleva una falta de mantenimiento y limpieza de solares y edificaciones en estado ruinoso, permite el planteamiento de iniciativas que puedan mejorar la calidad de vida de las personas.

Estas iniciativas pasan por llevar a cabo, de manera consensuada, propuestas de usos con carácter temporal, dentro de aquellos vacíos urbanos ya existentes o resultado de demoliciones de inmuebles en estado ruinoso y de abandono.

Las administraciones locales podrían llevar a cabo el control de las actuaciones que pudieran acometerse y definir aquellos mecanismos necesarios para el desarrollo de las mismas, además de fomentar la participación ciudadana. Una medida sencilla sería la creación de una bolsa de suelo apta para su uso transitorio, en base a las necesidades de un determinado sector. Los propietarios que cedieran temporalmente una determinada superficie de suelo podrían verse beneficiados no solo con la limpieza y mantenimiento del solar, también con una minoración del IBI y otros impuestos municipales o reducción de las tasas urbanísticas en el caso de llevar a cabo una futura promoción.

Con medidas de este tipo se consigue un doble objetivo: la reducción de solares residuales y degradados dentro del entramado urbano y por otro lado la revitalización de la ciudad, al incorporar nuevos espacios públicos.

La demanda de suelo destinado a espacios de ocio y esparcimiento es amplia, no reduciéndose a un determinado ámbito o polígono. En muchas ocasiones se tiende a centralizar la mayoría de los servicios, no siendo estos accesibles para una gran parte de la población.

Hablamos de zonas de juego para niños, canchas de deporte, huertos urbanos, zonas de descanso y lectura, pequeños cines al aire libre, lugares de reunión, espacios destinados al arte urbano, etc. Se trata de intervenciones de poco coste y preferentemente ejecutadas con materiales reciclados y reciclables. Estos espacios podrán ir apareciendo y desapareciendo, otorgando dinamismo a la trama urbana.

Estas actuaciones tienen una clara función social y pedagógica, involucrando a los ciudadanos en el proceso de transformación de la ciudad, a la creación de dichos espacios y su correcto mantenimiento.

En Zaragoza, se llevó a cabo un plan de empleo para llevar a cabo intervenciones en solares, destinándose una partida presupuestaria para la contratación de personal en paro y material necesario para acometer las distintas actuaciones. Este programa fue amparado por el colectivo estonoesunsolar, conformado por arquitectos.

El arquitecto Santiago Cirugeda, paisano y compañero de estudios, fue pionero a la hora de llevar a cabo actuaciones en las ciudades, a través de sus recetas urbanas, estando su labor reconocida internacionalmente.

Intervenciones similares se han llevado a cabo en muchos países.

Por tanto, con mecanismos sencillos, es posible añadir al entramado urbano existente, nuevos espacios libres y multifuncionales de carácter público, así como construir una ciudad de forma más participativa, en base a las necesidades de cada momento.